viernes, 8 de enero de 2016

SOLVAY, CREADORES DE ESCLAVOS DESDE 1863




Solvay es una multinacional de origen belga especializada en las industrias químicas. Creada en 1863 por el belga Ernest Solvay, actualmente cuenta con su sede central en Bruselas (Bélgica), y está considerada la empresa química más antigua del mundo y actualmente la más potente de Europa.

Según su página web oficial cuenta con 119 fábricas en 52 países de 4 continentes.

Pero toda empresa líder esconde, tras el liderazgo, un oscuro secreto. Y en el caso de Solvay, no es menos. Y se trata, recurriendo a tácticas lamentablemente habituales en la industria, a recorrer a la esclavitud.


PRIMERO, LOS CAMPOS DE CONCENTRACIÓN:

 
Todos conocemos las secuelas que trajo a Europa la Segunda Guerra Mundial. Una de las más conocidas fue los controvertidos campos de concentración que hubieron en la Alemania nazi de Hitler y los territorios posteriormente conquistados, los cuáles, entre otras cosas, esclavizaban a la gente (generalmente personas contrarias al régimen político de la época) a realizar trabajos forzosos en campos de concentración, y en cuanto no eran ya personas útiles, ser ejecutados (normalmente mediante cámara de gas).

El mismo gobierno nazi de Hitler autorizó a varias empresas a usar dichos campos de concentración para garantizarse una fuente de mano de obra barata (puesto que los presos no cobraban de forma directa y sólo les administraban raciones de comida).

Y, entre otras empresas involucradas en los campos de concentración estuvo la belga Solvay. En concreto, Solvay estuvo, de forma documentada, esclavizando presos en los campos de concentración de Buchenwald y de Dora-Mittelbau, ambos en la ciudad de Bernburg (Alemania). Pese a que se desconoce el número de personas que fueron esclavizadas por Solvay en aquella época, es algo que no se debería permitir, y que tampoco consta que hubiese juicios por ello.

Fuente.  

 
Y POSTERIORMENTE, APROVECHARSE DE LAS ESCUELAS:


Y, ya en la actualidad, con la conciencia de que la esclavitud está erradicada, Solvay la sigue ejerciendo.

Pese a no poder ser posible documentar los 52 países en los que Solvay tiene presencia actualmente, analizaremos el caso conocido en España.

Y es que, estando implantados desde 1904, recientemente existen casos de esclavitud mediante la falsa promesa de las prácticas empresariales para muchos estudiantes.

Y es que desde 2012 la factoría de Solvay en Blanes (Provincia de Girona) tiene varios convenios para la realización de las prácticas de estudiantes en sus instalaciones. Pero el convenio es sólo la parte que le interesa a la empresa que se sepa.
 
Fábrica de Solvay en Blanes (Provincia de Girona). Fuente: Página web oficial de Solvay.

Y es que, tras los socialmente bien vistos convenios de formación, Solvay encontró el chollo de la historia de cara a obtener mano de obra barata (e incluso esclava) para sus instalaciones industriales.

No sólo el terrible hecho de usar estudiantes para trabajar gratis (y, además, realizando tareas no relacionadas con sus estudios), si no además por recibir con los brazos abiertos grandes subvenciones que la Generalitat de Catalunya atorga a las empresas que acogen a estudiantes en prácticas, aprendan o no la profesión.

A lo que a todo esto, Solvay en ningún momento ha recibido ningún toque de atención al respeto.


CONTRADICIENDO SU PROPIO CÓDIGO DE CONDUCTA:


Solvay tiene un código de conducta ética disponible en su página web internacional, disponible para todo el público para leer en un total de 12 idiomas, entre ellos, el español.

Y, en muchos aspectos, este código de conducta se contradice con lo que en la vida real realiza Solvay.

Respeto a la versión en español de dicho código ético, en la página número 7 dicen textualmente “Solvay se esfuerza por mantener un entorno de trabajo en el que las personas sean tratadas con dignidad, decencia y respeto. Ese entorno se debe caracterizar por la confianza mutua y la ausencia de intimidación, opresión y explotación. Los empleados deben poder trabajar y aprender en un entorno seguro y estimulante. El logro de este objetivo es esencial para la misión del Grupo. “

Dichos hechos, almenos en las instalaciones de Blanes, en ningún momento son ni cumplidos ni respetadas, puesto que, además de la explotación realizada a los estudiantes en prácticas, tampoco reciben un trato respetuoso. También los estudiantes son objeto de represión ante la posibilidad de que notifiquen al centro docente de las irregularidades cometidas por la empresa.

En la página número 15 del mismo código de conducta Solvay se vuelve a echar piedras sobre su propio tejado citando el siguiente escrito: “Solvay se compromete  a respetar y a apoyar los derechos humanos de sus empleados (…) tal y como está expresado en las normas reconocidas internacionalmente, entre ellas la Declaración Universal de Derechos Humanos. Además de la amplia gama de cuestiones relacionadas con los derechos humanos y con el trabajo, incluidas en otras partes de este Código Ético y en las políticas del Grupo, Solvay prohíbe toda forma de trabajo infantil o trabajo forzado. Solvay se toma muy en serio cualquier indicio que pueda indicar que los derechos humanos no son protegidos de forma adecuada dentro de su ámbito de influencia o que pueda ser cómplice en la infracción de los derechos humanos. (…)

Hecho que tampoco cumple, puesto que forzar a un estudiante a realizar en las prácticas tareas que no son las suyas propias es un incumplimiento en toda regla de los derechos humanos. Además del hecho de que tampoco Solvay ha iniciado ningún tipo de medida correctiva para solucionar la explotación a la que somete a los estudiantes en sus instalaciones, y por lo tanto, vuelve a contradecir su propio código de conducta.

Además de la propia Solvay, la Generalitat de Catalunya también es cómplice en el incumplimiento de derechos humanos que realiza Solvay en sus instalaciones. Pese a no estar demostrado, no se podría descartar el hecho de existir tratos de favor o sobornos entre Solvay y la Generalitat de Catalunya para que se faciliten “esclavos” encubiertos cómo estudiantes en prácticas que deberían aprender una profesión. Y que en otro apartado del mismo código de conducta también especifican que Solvay no entra en asuntos políticos ni tolera la corrupción ni el soborno hacía funcionarios o entidades gubernamentales.

 

 
Todas las informaciones aquí presentes han sido obtenidas, además de los enlaces presentes en este artículo (marcados en color azul) de mis propias vivencias, puesto que yo fui uno de los muchos estudiantes esclavizados por Solvay y que luego la Generalitat de Catalunya encubrió estas conductas.